Ayer estuvimos en el cine viendo la última película de los hermanos Coen, Un tipo serio.
La película, después de un prólogo genial, original y divertido, pero totalmente exento del resto de la trama, recorre la mala racha que atraviesa un hombre medio (yo diría mediocre), al que, en el año 1967, su mujer abandona, sus hijos torean, sus amigos pisotean y sus jefes ponen en duda.
Los Coen son judíos y supongo que habrá mucho autobiográfico, recuerdos de su infancia y adolescencia, pero a mi me parece una parodia de la religión judía y de alguna de sus costumbres (por ejemplo, en la escena del Bat Mitzvah del hijo, su ceremonia de alcance de la "madurez", éste acude tan fumado, que ni ve al Rabino...)
Pero lo alucinante es el final. No porque sea inesperado, no, sino porque NO HAY. Yo creo que los directores no supieron buscar una salida digna a tanta mala suerte del protagonista, y han optado por un final de los que esperas ver en la pantalla "To be continue".
Yo soy muy clásica, lo sé. Me gustan las películas con un principio, un nudo y un desenlace. Y si son de amor y lujo, con héroes y final feliz, pues mejor. Porque de lo otro ya tenemos en el telediario.
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