lunes, 16 de mayo de 2011

Nápoles, parte I



Nápoles es una ciudad sorprendente y
llena de contrastes. Durante todos los paseos que he dado por la ciudad, he tenido la sensación de estar SIEMPRE "en la parte de atrás". Los edificios son monumentales pero decrépitos y rodeados de porquería. Piensas "ahora llego a la fachada noble y a la parte principal" pero nunca llega... La ciudad está abandonada a su suerte pero, y ahí está lo sorprendente de Nápoles, solo por fuera: en cuanto te adentras en sus iglesias, museos y palacios, descubres la grandiosidad de su pasado y la riqueza de su herencia cultural.





Y los napolitanos..... MAMMA MIA los napolitanos!!!! Ellos son el verdadero nervio de la ciudad, siempre gritando, corriendo y empujándose, jugándose la vida para cruzar una calle y conducir un coche. No existen los semáforos, ni las señales de tráfico, ni las aceras, ni nada que sirva para protegerte físicamente de los kamikaces conductores napolitanos.






Nos hemos alojado en un B&B en el barrio de San Lorenzo, donde un encantador Pasquale nos invitaba amablemente a subir y bajar los 3 pisos sin ascensor para desayunar en la cafetería de la esquina. Os lo recomendaría pero no quiero que me denunciéis.... Pero el barrio es perfecto: bullicioso, lleno de restaurantes y al lado de la animada Piazza Bellini, con terrazas estupendas para tomarse un spritz (vino blanco, soda y campari) después de cenar.





VEREDICTO: me ha encantado Nápoles. Es una mezcla de turismo urbano y de aventura muy interesante. Y aún no he hablado de la comida, pero ese es otro post.


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