Cuando ya pensaba que tenía que despedirme del verano, Septiembre nos ha regalado un fantástico fin de semana de calor y piscina en el Alentejo portugués.
Tiene una espectacular piscina volada sobre el campo del Alentejo, desde el que ve el lago donde se puede practicar piragüismo (yo prefiero sudar en la tumbona ;))
Además, el desayuno no tiene hora límite y el check out se puede hacer a cualquier hora, de manera que el domingo lo hemos aprovechado como un día completo.
Y enfrente del hotel está la granja, con las caballerizas y preciosos caballos para dar paseos, ir a ver las gallinas o perseguir al gallo del corral.
Ah, y también hemos estado recogiendo plumas de pavo real. Me voy a hacer algún abalorio con ellas, ya veremos qué nos sale.
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