
Dicen que el escritor francés Stendhal visitó Florencia en 1817. Tratando de no perderse ni un detalle de la ciudad, pasó todo un día admirando iglesias, museos y galerías de arte y se conmovió a cada paso con la belleza de las cúpulas, los frescos, las estatuas y las fachadas de los palacios. Pero cuando entró en la majestuosa iglesia de la Santa Croce, se sintió aturdido y mareado, se le aceleró el corazón y sintió vértigo, angustia y ahogo. El médico que le revisó le diagnosticó "sobredosis de belleza" y desde entonces ese síntoma se conoce como "Síndrome de Stendhal".
Pues eso es lo que me pasa a mí en Venecia, una de las ciudades más bellas del mundo. Así que hemos metido el paraguas en la maleta y nos vamos a emular al escritor francés.Y si llueve mucho no hay problema: esperaremos a que escampe acodados en la barra del Harry´s Bar bebiendo Bellinis.

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