jueves, 4 de noviembre de 2010
El placer del lápiz
Una de las muchas cosas que he heredado de mi padre es mi preferencia a escribir con lápiz antes que con bolígrafo, pluma o rotulador. Generalmente lo hago con uno de mina fina, pero últimamente me encanta hacerlo con colores.
¿Nunca os habéis quedado mirando embobadas esas cajas enormes de lápices de madera, perfectamente ordenados por colores? Pues yo si, muchas veces, porque mi hermana tenía una enorme, de muchos pisos, que de pequeña me ponía los dientes larguísimos.
Y ahora me voy a desquitar comprándome una caja de los nuevos Jumbo, de Faber-Castell. Son lápices de diseño ergonómico triangular y formato extragrueso, perfecto para una dibujante sin práctica como yo.
Me gusta Faber-Castell: ¿sabéis que tienen su propio bosque de pinos en Brasil de 100 km cuadrados? Con su madera sostenible cubren el 86% de la producción total de la marca, plantan un millón de árboles al año y los talan una década después.
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